Algunas reflexiones de mis últimos doce meses
Estos días he estado reflexionando sobre algunos de los temas que ocuparon mi mente a lo largo del 2024, y me gustaría compartir algunas de esas cosas por aquí.
El pasado año fue muy duro a nivel personal, drenando mi energía y motivación en varios momentos, especialmente durante la primera mitad del mismo. Prefiero no profundizar en esto, no sólo porque es algo muy personal, sino también porque, sinceramente, sé que no soy el único que podría calificarlo como un ‘año de mierda’. Sin embargo, considero importante dejar constancia de este punto, aunque sea como una nota contextual desde la que escribo las siguientes líneas.
Escapar de las redes de atención
As William James observed, we must reflect that, when we reach the end of our days, our life experience will equal what we have paid attention to, whether by choice or default. We are at risk, without quite fully realizing it, of living lives that are less our own than we imagine.
Tim Wu, The Attention Merchants
Durante los últimos años, los servicios a los que antes llamábamos redes sociales se han transformado en redes de atención. Poco a poco, han ido ajustando sus productos para mantenernos atentos y activos en ellas. Personalmente, solía utilizarlas para descubrir y compartir contenido con personas cercanas y colegas profesionales, así como para debatir sobre temas de interés con ellos.
Hace años aprendimos que patrones de scroll como TikTok crean adicción pero cada vez más aplicaciones a las que aún llamamos “sociales” los continúan adoptando.
No estamos hablando únicamente de aplicaciones como X o Instagram. En un contexto social en el que las personas cada vez se sienten más solas, aplicaciones de citas están impactando las pautas de conexión social y la intimidad. La adicción en este contexto provoca un tipo de fatiga en el que es muy fácil perderse y olvidar el sentido de conectar con las personas.
Las personas atrapadas en este tipo de redes corren el peligro de cultivar una visión de túnel narcisista por necesidad de validación, en el que las conexiones se den de forma impulsiva por miedo al FOMO en un mercado de usar y tirar.
Incluso aplicaciones profesionales como Linkedin se empiezan a enfocar del mismo modo. Sin conocer el contexto interno de la empresa, me aventuro a pensar que las métricas de usuarios activos y objetivos ligados a ellas pueden haber pervertido la visión de producto para llevarles a tomar este tipo de decisiones.
Otras aplicaciones de aprendizaje, como Duolingo, utilizan patrones que van más allá de la persuasión y se acercan peligrosamente a la manipulación. Aunque puedan tener una buena intención al implementar ciertos patrones en su diseño, me pregunto si el fin justifica los medios.
Hace años pensaba que las apuestas eran la heroína de este siglo, pero las redes de atención están alimentando adicciones similares e impactando silenciosamente a la sociedad a una escala masiva. De una forma u otra, todos estamos intoxicados en mayor o menor medida.
La sensación de no tener tiempo para nada se intensifica cuando quedamos atrapados en las redes de atención. Nuestros hábitos nos transforman y moldean nuestro mundo, ya sea para bien o para mal.
En este contexto, gestionar nuestros hábitos de atención no sólo nos garantiza literalmente más tiempo de vida, sino también una mayor claridad a la hora de vivirla.
Me encantaron las campañas de Siroko y Opal, que están muy relacionadas con esto que menciono.
En Septiembre dejé de usar X de forma definitiva, tras 17 años usando Twitter. BlueSky está demostrando ser una opción más sana, y la verdad es que me gustaría que empecemos a contar con más servicios, alternativas a Instagram o LinkedIn, implementados sobre su protocolo. El protocolo AT está diseñado bajo un enfoque que respeta mucho más la interoperabilidad y los estándares abiertos que potenciaron la web como herramienta de conexión hace casi ya veinte años.
Deporte como inversión y un apunte sobre la constancia
En los últimos años, he estado muy preocupado por la consistencia de mi rutina de entrenamiento.
Al compararla con la de personas cercanas, sentía que no era lo ‘suficientemente buena’.
Incluso cuando varios entrenadores me aconsejaban ‘perdonarme’ por ‘fallar’, no podía evitar sentir una sensación de fracaso y falta de consistencia.
Esta sensación y otros hábitos inconscientes de mi estilo de vida, afectaban directamente a mi motivación y consistencia.
Por ejemplo, pedir determinada cena o mi consumo de alcohol (aunque fuera meramente social) perjudicaban tanto mi descanso como mi capacidad para gestionar el estrés.
Además de hacer conscientes y gestionar esos hábitos y entender mejor qué tipo de consistencia necesito en mi rutina, empecé a tomarme muy en serio mi descanso.
Ha sido interesante comenzar a medir la calidad de mi sueño para identificar de forma más clara qué aspectos de mi estilo de vida la afectan y reflexionar sobre si realmente merecen la pena.
Este año también leí el libro Dormir de Nick Littlehales, que me aportó una perspectiva valiosa.
Además, comencé a seguir las recomendaciones de predisposición a entrenar que me sugiere mi reloj Garmin, alineando mis entrenamientos con estas indicaciones, y no sólo con meras sensaciones.
Estoy bastante contento con mi rutina de deporte actual. Durante la primera mitad del año pude completar una maratón y otras dos medias de remo indoor.
Para remo indoor uso la app de remo virtual EXR. Para correr, gestiono mi entrenamiento con la app Runna.
Estos dos servicios son un claro ejemplo del buen nivel de aplicaciones con el que podemos contar hoy en día para gestionar de forma seria nuestros entrenamientos.
Aunque tengo cierta rutina de fuerza, uno de mis objetivos para este 2025 es mejorar en este sentido.
Cada año estoy más convencido de que el deporte es la mejor inversión para afrontar un futuro que parece será muy exigente para nuestra generación y las que vienen detrás de la nuestra.
La revolución de la IA generativa
The immediate results of the print revolution included witch hunts and religious wars alongside scientific discoveries, while newspapers and radio were exploited by totalitarian regimes as well as by democracies. As for the Industrial Revolution, adapting to it involved catastrophic experiments such as imperialism and Nazism.
If the AI revolution leads us to similar kinds of experiments, can we really be certain we will muddle through again?
Yuval Noah Harari, Nexus
Estoy entusiasmado con los avances que estamos viendo de IA en general y GenAI en particular en los últimos dos años.
Aunque hay mucho ruido en torno a la IA, considero que los avances que estamos presenciando nos están llevando a un cambio de paradigma, comparable al que vivimos como sociedad con la llegada del ordenador personal y, posteriormente, de internet.
Sin embargo, creo que aquellos cambios se produjeron de forma más gradual.
Herramientas que usamos en el día a día ya se benefician directamente, e incluso de manera transparente, de estos avances. Esto ha reducido significativamente la barrera de adopción, pero también ha acortado el tiempo disponible para adaptarnos.
En el mundo del desarrollo de software, en el momento en que escribo estas líneas, estamos presenciando una clara competencia entre GitHub Copilot y Cursor. Sin embargo, a pesar de lo increíble que puedan parecer estas herramientas y de cómo nos invitan a imaginar el futuro de nuestro sector, creo que estamos en un periodo de transición. Estas herramientas están diseñadas para abordar problemas desde una perspectiva que llevamos utilizando durante más de cuarenta años.
Pero, si desde hace décadas ya no necesitamos programar en ensamblador para resolver el 90% de los problemas, me pregunto cuál será el papel y el sentido de ’escribir código’ tal y como lo conocemos hoy en día en un futuro muy cercano.
Al fin y al cabo, el código es algo que escribimos para que otro ser humano entienda la intención de nuestra implementación.
Con la incorporación de actores no humanos y un mayor nivel de abstracción, las reglas del juego están cambiando.
Creo que tendencias como la de ingeniería de producto aplicada al software y áreas transversales como seguridad, auditorías y calidad adquirirán una relevancia aún mayor.
Fuera del desarrollo de software, la utilidad de estas herramientas resulta indiscutible. Considero fundamental desarrollar buena soltura al crear e iterar prompts, y, como ingenieros, mantenernos atentos a los avances y conceptos que sustentan las plataformas y soluciones de IA disponibles.
Hay barreras que no están aún claras y que incluso pueden encerrar debates complejos. Por ejemplo, en 2013 un estudio mostró que ChatGPT era capaz de dar respuestas percibidas como más empáticas por un grupo de pacientes que las de humanos profesionales en el campo de la medicina, en más de un 40% a favor de GPT-4.
Actualmente, estoy adoptando GPT y evaluando Cursor a nivel personal. Uso ChatGPT a diario para debatir ideas conmigo mismo, revisar mis textos y elaborar planes de aprendizaje con ejercicios que me ayuden a consolidar conocimientos, entre otras cosas.
Los presupuestos de formación
Soy un firme defensor de los presupuestos de formación como un beneficio valioso que las empresas pueden ofrecer para retener talento técnico y fomentar una sólida cultura de aprendizaje.
Hay empresas que aún no ofrecen este beneficio. En mi caso, por ejemplo, mi empresa actual no cuenta con un presupuesto de formación, aunque sí ofrece otros beneficios valiosos, como suscripciones a plataformas de aprendizaje y la dedicación de un viernes al mes a formación.
En estos contextos, suelo reservar un presupuesto anual propio para formación, aunque soy plenamente consciente de que las circunstancias personales varían y no todo el mundo tiene la capacidad económica para destinar recursos a su desarrollo profesional, independientemente de su salario.
En contextos donde sí he contado con este beneficio, e incluso he tenido la oportunidad de influir en su proceso de gestión, me ha sorprendido cómo las métricas reflejaban un porcentaje de uso bastante bajo a nivel general. Los managers solíamos orientar a las personas para que lo aprovecharan, a veces basándonos en planes de crecimiento particulares o proponiendo formaciones alineadas con nuestra estrategia de ingeniería.
Quizás la popularización de estos beneficios y la falta de una adecuada gestión de los mismos hayan motivado la aparición de actores que considero oportunistas, quienes promueven el uso de estos presupuestos para cubrir costes de entradas a eventos o talleres que serían inaccesibles sin una ayuda económica de este tipo por parte de la empresa.
No tengo nada en contra de que se cobre el precio que se considere adecuado para una formación o evento, pero me genera bastantes dudas que desde estos eventos o talleres se fomente explícitamente el uso del presupuesto de formación para cubrirlos. Esto me genera desconfianza y me lleva a pensar que sus precios están diseñados en función de la cobertura económica ofrecida por algunas empresas, dejando fuera a profesionales que no cuentan con este tipo de ayudas.
Creo que, como profesionales, es importante ser responsables en cómo utilizamos nuestros presupuestos de formación.
Tanto si gestionamos un presupuesto propio como si contamos con uno ofrecido por nuestra empresa, podemos evaluar si una newsletter realmente aporta valor por los cien o doscientos euros anuales que cueste, si el precio de una entrada de un evento resulta razonable y si tiene sentido que un curso online, que durante todo el año ha costado 1000 €, baje a unos 200 € durante la semana del Black Friday.
El valor, obviamente, es relativo, pero mi punto es que, al menos, evitemos actuar en piloto automático sólo porque parezca que ese dinero, “no es nuestro”.
Como consumidores, tenemos el poder de marcar el ritmo. Usar el presupuesto con responsabilidad puede generar un impacto mucho mayor del que imaginamos.
Esto es todo por ahora. Quizás durante el año comparta alguna otra cosa por aquí en lugar de esperar otros doce meses, pero quién sabe :)
Mientras tanto, podemos encontrarnos por Bluesky y nos leemos pronto.